Quito, capital del Ecuador, es una ciudad donde historia y memoria se entrelazan. La Virgen del Panecillo extiende sus alas sobre la urbe, mientras iglesias como San Francisco y La Compañía de Jesús guardan tesoros de fe y arte colonial. Pero Quito también es vivencia personal: el Estadio del Aucas, con su fuerza de hinchada compartida entre padre, hijo y hermano; o el Valle de Los Chillos, donde los recuerdos familiares y las risas de la infancia permanecen intactos. Este conjunto muestra que la ciudad no es solo piedra y tradición, sino también emoción, herencia y sabor a hogar.